08 enero 2009

El arte de lo posible

7.1.09

El arte de lo posible


Dicen que la política es el arte de lo posible, lo cual plantea serios interrogantes al respecto. Veamos. El político se dedica a la política como profesional, percibe un sueldo por ello, se le exige dedicación adecuada y tiene la responsabilidad de las decisiones que toma. Extrañamente pocos proceden de la Facultad de Ciencias Políticas y sí de variadas ciencias, humanidades e ingenierías en donde parece ser que se forman nuestros dirigentes. Menos todavía de las ramas de FP de automoción, calderería o instalaciones eléctricas, lo cual no choca demasiado si se tiene en cuenta la escasa preparación que suministran esas profesiones para saber lo que es o no posible.
Y aquí se pregunta uno –creo que con justicia- qué divina inspiración ha sembrado de lenguas de fuego las sesudas seseras de sus señorías para distinguir lo posible de lo imposible si se exceptúa el sagrado voto del personal al que se deja sólo elegir entre lo posible (A, B y, si acaso, un poco de C) con lo cual sólo hay dos, o un poco de tres, caminos posibles y en cada uno de los cuales sólo se ven posibles unas pocas cosas que luego en la práctica se quedan en la mitad porque la práctica cruel así lo exige.
Al final, ¿qué queda como posible para aplicar la excelsa y prestigiada política de la excelsa y prestigiada democracia? Cierre usted los ojos y formule un deseo como las peticiones infantiles a los Reyes Magos o Aladino al genio de la lámpara:
Que no haya guerras (No es posible porque se va al traste el negocio de las armas y los privilegios de los fuertes). Que no haya pobres (No es posible porque si no no trabajaría nadie). Que haya trabajo para todos (No es posible porque a ver cómo se podría entonces amenazar al trabajador con despedirle). Que toque a cada país por turno ser EE.UU. durante una temporada sin que a EE.UU. le toque más tiempo que a los demás (¡A ver! ¡¡Esa pedorreta!!) Que a cada dirigente político de talla se le impongan no sólo medallas sino un explosivo que se active automáticamente en el caso de que un tribunal auténticamente internacional sin vetos ni gaitas lo decida por mayoría (¡Je, je!). Que, en vista de que la mayoría de los delincuentes son marginados, se prohíba dicha marginación; que las pateras o cayucos hagan viajes de ida y vuelta para hacer intercambios entre países del norte y del sur; que Cuba decrete el embargo a EE.UU; que el Estado de Gaza aísle e invada la franja de Israel; que…
Pero no, nada de eso es posible. Lo único que sí lo es es lo que no moleste mucho a los de sitio reservado, como, por ejemplo, poner 1, 2 o x en las quinielas, que eso sí que es libertad.
Y los políticos a lo suyo, o sea, a decir que nada útil es posible y que, en caso de desastre, solidaridad.

(Nadie se moleste en declararme tendencioso, exagerado y parcial. Lo soy. En el fondo existe en mí la queja de que los políticos -cuya labor en general respeto y considero necesaria- disfrutan poco de las incomodidades de la inmensa cantidad de ciudadanos agobiados y la tristeza de vivir en un mundo en que más vale fuerza que maña o guerra que diálogo. La verdad es que estos improvisados apuntes empezaron a gestarse como una carta a los Reyes Magos.)


Publicada por MíA(fina gentileza de Ybris)

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