15 noviembre 2008

"El mundo está fracasando una vez más en la responsabilidad de proteger a los civiles inocentes del Congo"

Las milicias del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CDNP) prosiguen su avance en la provincia congoleña de Kivu Norte y amenazan la ciudad de Kanyabayonga, un importante nudo de comunicaciones situado a quince kilómetros al norte de Goma, la capital local. Las oenegé denuncian que, en su progresión, llevan a cabo todo tipo de abusos sobre la población civil, mientras las fuerzas regulares huyen en desbandada saqueando las aldeas que encuentran en su camino.

El Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha alertado sobre la necesidad de evacuar a 65.000 desplazados, acampados, en condiciones de hacinamiento, cerca de Kibati, localidad muy cercana a la primera línea de fuego.


El reciente anuncio del envío de tropas por parte del Gobierno angoleño también hace temer que la guerra se internacionalice, como ocurrió en el período entre 1998 y 2002. Luanda, fiel aliado de Kinshasa, emitió un comunicado al respecto el miércoles en el que no dilucidaba si se integrarán en la misión de paz o participarán directamente en la lucha contra los guerrilleros del ex general Laurent Nkunda, aunque medios acreditados en la región ya han comprobado la presencia de soldados de habla portuguesa junto a los congoleños. La Comunidad para el Desarrollo del África Austral, reunida el pasado domingo en Johannesburgo, también ha prometido su apoyo militar a las fuerzas de interposición.

En la anterior fase bélica, Angola, Chad, Namibia y Zimbabue colaboraron con el Gobierno central, mientras que Uganda, Ruanda y Burundi prestaron su asistencia a las filas sublevadas a cambio de acceso a la explotación de sus ricos recursos mineros. En la fase actual, los observadores sostienen que Ruanda favorece con apoyo logístico a Nkunda, formado militarmente en el país vecino.

A pesar de que en las últimas horas la ONU ha conseguido llevar 65 toneladas de alimentos a Rutshuru, ciudad tomada por los rebeldes, dichas organizaciones advierten que la situación humanitaria se encuentra al borde del colapso. «El mundo está fracasando una vez más en la responsabilidad de proteger a los civiles inocentes del Congo», señaló José Luis García Barahona, portavoz de Intermón Oxfam, tras asegurar que los grupos armados fuerzan a los nativos a transportar agua y madera, reclutan menores y cometen violaciones, en condiciones de completa impunidad. En los centros médicos de la localidad acosada se han contabilizado 66 casos, pero se supone que su número real sea mucho mayor.

Control de los yacimientos

Amnistía Internacional ha advertido de que «más de 30.000 menores matan y mueren en este conflicto para que en los países desarrollados podamos hablar por móvil o escribir un 'e-mail'». Para la organización, una de las causas de esta guerra es el control de los yacimientos de coltán, componente indispensable en la fabricación de ordenadores y teléfonos.

Congo posee el 80% de las reservas y la venta del mineral ha favorecido la compra de armas para el Ejército y las diversas milicias. «Lejos de llevar prosperidad al país, es parte del conflicto que amenaza con ser eterno», aseguraron fuentes de la entidad defensora de los derechos humanos. (Fuente)

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