04 octubre 2008

Durmamos, hasta que la justicia...

Nos despertamos del andar sesentayochero tras reducir un movimiento de enormes significaciones históricas para el país en una fecha lúgubre, repitiendo la derrota que padecimos frente al régimen hace 40 años, y descubrimos que el despertar no es tal: en el Distrito Federal, mientras el jefe de Gobierno degustaba con algunos sobrevivientes de la masacre de hace cuatro décadas, sus fuerzas públicas provocaron un zafarrancho en la manifestación conmemorativa del 2 de Octubre tras secuestrar (no es otra la palabra) a inconformes, y, al otro día, el presidente de facto (ése que el muy de izquierdas y demócrata de Rodríguez Zapatero se apuró a felicitar, aún antes que las autoridades electorales del país determinaran que en verdad había ganado), mandó al Estado Mayor Presidencial a detener a dos jóvenes que durante la entrega de los premios nacionales de la juventud le gritaron espurio y que mentía cuando decía, en medio de un mensaje muy sesentayochero, que había libertad. Las izquierdas y las derechas tocándose, bailando juntas en la danza del Poder. ¿Cuál habrá claudicado de sus principios básicos?

Mientras tanto, amén de las muertes que ocasiona esa falacia que han dado en llamar “la guerra contra el narcotráfico”, el sistema-mundo capitalista se cobra dos nuevas muertes de entre los mejores de nosotros: Ramiro Guillén Tapia, ex presidente del Comité Pro Defensa de los Derechos Humanos del Sur de Veracruz, quien se inmoló como parte de sus protestas contra la injusticia y la miseria de la gente, y Marcella Sali Grace, asesinada en medio de una extraña sucesión de hechos que no terminan por convencer a nadie y que apuntan, como todos los crímenes políticos que se cometen en el estado de Oaxaca, a Ulises Ruiz Ortiz.

En Morelos, continúa el rosario de estupideces que sirve de tierra fértil a las protestas del Movimiento Magisterial de Base, cuyos integrantes llevan más de 40 días exigiendo la marcha atrás de la Alianza por la Calidad Educativa suscrita por la presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), quien funge de gerente y finge como presidente desde Los Pinos y el goberladrón del estado; en respuesta, las maestras y los maestros disidentes han recibido amenazas de muerte, hostigamiento por parte de fuerzas policiacas, agresiones físicas y verbales, ser sujetos a difamaciones por los medios locales de comunicación oficialistas y, ahora, esquirolaje que se orquestará desde el Canal 3, del Congreso local, y la internet, por chat.

Al otro extremo del país, en la mundial y tristemente famosa Ciudad Juárez, escenario de lo que en México se ha extendido a todo el país y que lleva por nombre feminicidio, la familia de hacendados disfrazados de empresarios que responde al apellido de Zaragoza ha intensificado sus acciones de despojo, burlas y ataques en contra de las familias pobres que sobreviven en Lomas de Poleo, el primer lugar donde fueron encontrados los cuerpos también primeros, ya sin vida, de mujeres asesinadas por el delito de ser mujeres en México; por supuesto que los Zaragoza no actúan solos, como en todos y cada uno de los casos de mujeres vejadas, asesinadas, mutiladas y desaparecidas, los crímenes de Pedro y Jorge Zaragoza cuentan con la patente de corso que los gobiernos locales, estatales y federales de Santa Teresa, Nuevo México, E.U.A. y Ciudad Juárez, Chihuahua, México les han extendido en nombre de lo que para ellos es progreso y para nosotras y nosotros, despojo, miseria, hambre y muerte.

Pero, ¿acaso podría ser de otra manera? El sistema-mundo, gracias a la clase política que desdeñada y todo no deja de salvar a los usureros del planeta que tanto la denostan en nombre del neoliberalismo, ha recibido su enésima dosis de respiración artificial en Estados Unidos tras la aprobación del plan Paulson-Bush de endeudar a las y los estadounidenses con 700 mil millones de dólares (cifra similar al gasto que han hecho en materia militar); todo para que el planeta se la siga navegando en medio de la especulación, es decir: el reflejo de una vida, un mundo, una realidad que es sólo eso: espejismo.

¿Qué diría doña Rosario Castellanos, quien hace cuatro décadas escribió aquél doloroso y desgarrador poema de Memorial de Tlatelolco? Acaso: duermo, durmamos; hasta que la justicia se siente entre nosotros.

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