17 septiembre 2008

MÉXICO 1968-2008 :: El grito/4 y último.


México… tras la marcha del silencio, 250 mil personas avanzando por las calles de la capital del país llenándolas con el sólo ruido de sus pasos sobre el asfalto y la tímida pero solidaria regalía de aplausos de quienes miraban la lección entonces más reciente de sus jóvenes, la Secretaría de Gobernación a través de su Oficial Mayor respondía al escrito que días antes el Consejo Nacional de Huelga le había hecho llegar por conducto de Marcelino Perelló: “el diálogo puede legalmente realizarse en términos del propio mandato constitucional si a las peticiones escritas y a los acuerdos, también escritos, que dicten las autoridades se les da difusión pública […] Para el caso de que su intención [para con los Juegos Olímpicos] sea amenazar con actos que tiendan a impedirlos o estorbarlos, le reitero la decisión del Gobierno de hacer uso de los recursos legales para que puedan efectuarse normalmente”. Con una mano, el gobierno abría la puerta para el diálogo mientras con la otra anunciaba lo que les esperaba a los estudiantes atrás de ella.

Ése mismo día, sin embargo, se hacían los preparativos para los distintos “gritos de independencia” que se darían en el país; desde las 12:00 horas, por ejemplo, la Coordinadora Regional SurPoniente-DF de la Otra Campaña organizaba con vecinos de la colonia Magdalena Contreras, además de la resistencia en contra de la Supervía Poniente con que el gobierno perredista pretende despojar a la gente de viviendas, cultura, tierras, identidad, historia y recursos naturales, un grito alternativo aderezado de danza, música y antojitos. El día siguiente, en una de las tradiciones porfiristas que llegaron para quedarse, el país entero se aprestaba a llevar al cabo, cada quien su modo, su propio grito.

Ciudad Universitaria, Zacatenco, el Casco de Santo Tomás y la Vocacional 7 serían los escenarios del grito del movimiento estudiantil, cuya fecha, a decir de los dirigentes, aclamaba el carácter nacional del mismo; se aceptaba el diálogo en forma escrita siempre y cuando los documentos emanados de éste fueran publicados profusamente, y se reconocía que se habían cometido errores dando pie a la represión gubernamental. Y así, en tanto el maestro Heberto Castillo repetía en C.U. aquello de “¡Viva México!”, en el Estado de México, particularmente en San Salvador Atenco, lo mismo que en el plantón frente al penal de Molino de las Flores, en Texcoco, grupos, colectivos, organizaciones, pueblos y personas adherentes a la Otra Campaña en la Ciudad de México y el Estado de México hacían lo propio, teniendo como marco un comunicado del CCRI-CG del EZLN y de sus comisiones Sexta e Intergaláctica, convocando al Primer Festival Mundial de la Digna Rabia entre el 26 de diciembre de 2008 y el 4 de enero de 2009, y el regreso del compañero Jorge Flores Ibarra, uno de los principales operadores políticos del movimiento de resistencia contra la construcción del aeropuerto en tierras comunales.

No obstante, la nota se la llevaría la estupidez que arriba se camina, pues, pasadas las 23:00 horas, dos granadas de fragmentación explotarían en la ciudad de Morelia, capital del estado de Michoacán, provocando la muerte de por lo menos siete personas y más de un centenar de heridos. Se trata sin duda del siguiente escalón que ha alcanzado ésa lucha que el gobierno de facto calderonista dice estar ganando contra el narcotráfico, en una clara muestra de como dos de los escenarios planeados por la Guerra de Baja Intensidad diseñada por el Pentágono durante la administración Reagan, el combate al narcotráfico y la lucha antiterrorista, pueden ser traídos a la realidad para intentar poner de rodillas a un pueblo que se acerca a la que quizás sea su tercera cita histórica con la libertad, la democracia y la justicia verdaderas.

Pero de eso hablaremos luego.


(Con información de Cronología del movimiento estudiantil mexicano de 1968, de Consuelo González e imágenes de La gráfica del 68. Homenaje al Movimiento Estudiantil, editado por el Grupo MIRA).

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